lunes, 31 de marzo de 2008

Muerte Digna

Tú imaginate,
de repente te conviertes, se te convierte
tu cuerpo, tu ser, tus sentidos en
una lente grande, un ojo inmenso, ojo-cámara gigantesco

flotando unos metros por encima del suelo en el aire, sube y baja en ritmo del aire madrugador, intenta perder los sentimientos en el camino

de repente: en un desierto de autopistas, entre cemento, grises, grúas, viva el progreso!, la urbanización!, alli dentro:
una isla, un hueco!
que no consuela, que no da casa a sus muertos, ¡no!, forma parte de la muerte:
bloques de viviendas en miniatura, grises, uno por encima y al lado de otro,
¡cajones prácticos!
sin paz eterna – entonces, no la hay en este mundo -
sin sitio para ritos, consuelos,
sin lugar de luto tranquilizador, suave y pesado, bálsamo del alma.
Eficaces somos: para que la Paz?

SMMMMM, “¡más alto!” sube el elevador, RAAAACH! la lápida, abierta, se tira del cajón, parece un ataúd, no! falta de dignidad. Me ahogo, ¡no, quieta!, eres cámara, observa, quieta, no sientas - madera corrompida, sombría, puesta a remojo en la fugacidad eterna. Se desmenuza entre manos de guantes, color goma-amarillo, olor de limpieza inmiscuyéndose en la mortalidad, ROOMM ...tú, cámara, baja la mirada!, no puedes con ello, bájala!: se arrebata la tapadera. telas verdosas, fondos oscuros cómo puede quedar lo amado tan – el viejo al lado tiene cara de niño sorprendido.

El Alma se ha desprendido (eso espero desde luego), despedido de
lo terrenal que ha quedado sin alas, sin ligereza. restado, solo, expuesto
a la frialdad, la descomposición – las manos, amedrentadas, perplejas
ante lo sucedido, cruzadas con cuidado cristiano en su momento, ahora aferradas alámbricamente una a otra, juntas y solas, aferradas a La Vida, después a La Muerte, y ahora – se agarrarán a las Llamas?

miércoles, 12 de marzo de 2008

Una historia como tantas

He creado una historia que empieza por el final y termina justo cuando comienza. Para leerla hace falta un fósforo apagado y la colaboración de un sordo que escuchando las instrucciones de un mudo sea capaz de marcar el compás con una escuadra y un cartabón. Es una historia divertida, como los funerales de las cucarachas, y la transporta a hombros un escuadrón de hormigas escoltadas por su séquito de risueñas plañideras.
Está escrita sobre una galleta de sésamo en la cueva del chocolate y me la comí por el centro dejando intactos los bordes. La escribí con números esdrújulos y letras decimales, en una escala de cero a nada, por lo que es imprescindible utilizar calculadora. Diría que pesa alrededor de negro metros, pero su engañosa longitud de azul toneladas dificulta la realización de medidas inexactas.

La escribí mañana por la tarde en apenas un millón de litros, en uno de esos siglos libres que tengo algunos mediodías y que suelo malgastar pegando sellos en el techo para enviarme a ninguna parte. Es una historia bonita, aunque tengo la impresión de que se parece demasiado a los libros de instrucciones de neveras, en los que nunca queda claro cómo se ha de programar el video para que se derritan las barritas de madera congelada.
Una historia común al fin y al cabo, en la que no se transgreden laz reglaz orto-jráficaz y se respeta la coherencia de cada mochuelo a su olivo. Pero no pierdo el día de que alguna esperanza logre escribir algo diferente. Sólo es cuestión de dejar de intentarlo.

Celina R.S.