domingo, 12 de abril de 2009

ECLOSIÓN (presentado en certamen "viviencias" Ed. Oriola)

Salvaje orquídea gigante... Luminosa corola de amarillos rabiosos y rojo de sangre... Violentos pétalos de humo negro que oscurecen paisaje y sentidos engullendo destellos de una herida recién abierta.
Sordo estampido que, desde el suelo alejado, agolpa toda la intensidad de calor doliente en mi entrecejo ante la incredulidad de una estampa onírica...
Pero no es un mal sueño... Lo sabría... Podría, si lo fuera, despertarme cuando ya no soportara mi desazón de boca seca y respiración cortada... La escena, quizá alguna vez imaginada, se graba con la profusión de pequeños detalles que escaparían a la limitada percepción de una pesadilla.
El accidente es real... sin paliativos...
A mi amigo se le quebraron las alas cuando el Destino, en cruel sentencia, le escribió la palabra "muerte", en el punto justo y segundo exacto... para enmarcarlo con los elegidos...

miércoles, 1 de abril de 2009

RULETA RUSA

Cerré la puerta despacio sin hacer ruido, colgado de una breve maleta vacía de bienes gananciales. Detrás dejaba, de espalda y olvidándolo a fuego lento, un suplicio de varios años.
Acorralado entre el precipicio abierto a mis pies y la oscura mazmorra al otro lado del callado portazo, di los primeros pasos de superviviente ante un itinerario nuevo de cabeza baja y pies arrastrados...
Recién jubilado, seguía vivo. Vivo y dolorido. Perplejo por el diseño de mi destrucción, calculada con la perversidad de que el tiempo jugase conmigo a rematarme disparando yo el arma.
¡Pobres niños!... Una jueza había decidido que se quedaran con aquella madre y que yo siguiera pagando...
Y en la oquedad de mi maltrecho cerebro, resonando insistente, como letanía susurrada, la letra de una copla de amargura y desamores:
"...nunca sabrá un hombre lo que gana
cuando pierde a una mujer como tú... "
Yo sí supe cuánto gané tras haberlo perdido todo... Mis hijos... Por ellos no me apreté el gatillo.