domingo, 18 de mayo de 2008

Así te lo cuento - FIN

Pero allí se quedaron aquellas palabras, incapaces de alzar el vuelo. A veces es lo que ocurre con las historias que no se escriben y que ni siquiera desaparecen porque nunca existieron. Queda el hueco de su ausencia, el espacio muerto de las páginas en blanco de un libro que sólo sirve para disecar pétalos de margarita. Y un día, una mañana de domingo previsible como los telediarios, encontré ese libro sobre el banco del parque y esa servilleta disecando dos pensamientos entrelazado. Y empecé a escribir esta historia alentada por el enigma que revelan las palabras, aunque estén escritas con tinta invisible.


FIN

jueves, 1 de mayo de 2008

Así te lo cuento - 02

A veces destinos y casualidades se tropiezan al girar la esquina y confunden sus respectivos equipajes. Así sucedió aquella mañana en la que la voz remota del tiempo llegó hasta sus oídos trayéndole noticias de un equipaje que había perdido en el cajón de las cosas olvidadas. Reconoció la caligrafía de aquella carta, porque de vez en cuando tenía esa necesidad de creer en historias inventadas. Y aunque no era la carta más hermosa, ni la más extensa ni tan siquiera la más interesante, anotó una nueva frase y la dejó volar como una gaviota, porque era importante que aquel papel llegara más allá del mar.

Celina R.S.