domingo, 11 de noviembre de 2007

De la cuna al nicho

Habitaré cada uno de tus dedos amarillos, las yemas podridas, las mañanas con sabor a hierro rojo en tu boca llena de encías, las manchas que no puedes evitar, el verde del fondo del retrete, silencioso y dolorido. Habitaré la saliva seca de tu paladar, los bultos rosados y negros que recorren tu piel, los guturales sonidos al alba. Habitaré en el olor del vacío, en el feto defecado, en los gusanos de los ojos desinflados.
Habito en tu irremediable culpa.
Soy tu amante de la cuna al nicho.

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