lunes, 12 de julio de 2010

Aquí empieza mi historia. El cosquilleo

Estaba en las rocas de un acantilado cogiendo el sol echado sobre las rocas sintiendo el calor no sólo el del sol que te da de frente sino el calor que desprende las rocas que han absorbido ese calor que ahora estoy sintiendo absorbiéndose sobre mi cuerpo, te penetraba sobre la epidermis y se iba perdiendo poco a poco dentro de ti. Luego desaparecía y volvía otra vez a la piel para fundirse de nuevo en mi interior, a continuación sentía lo bueno que sería sentir el agua fresca en mi cuerpo después de haber sentido ese calor en él pues me subía a la roca más alta de todas y me tiraba de cabeza, sentía como el agua fresca, en el momento en que el cuerpo chocaba con el agua, poco a poco refrigeraba mi cuerpo entero, de la cabeza a los pies, un cosquilleo. Sólo faltaba el pequeño humo saliendo de mi cuerpo y uniéndose al aire, con un pequeño resquicio de los vientos alisios soplando como una pequeña brisa, que agradaba el perfecto momento que estaba pasando.

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