martes, 15 de abril de 2008

Aborrecer



Regreso a casa antes de que acabe el colegio. Me escapo del recreo y sin hacer ruido llego a mi habitación para poner el diente debajo de la almohada. Es el primero de todos y no me ha dolido. Miro el reloj y espero que se mueva un rato. Levanto la almohada y nada, no hay dinero allí. El ratoncito Pérez es un poco vago. Me siento a esperar un poco más porque no puedo irme sin el dinero para comprar el boliche plateado con el que ganaré a todos los de la clase. Oigo gritos, son más altos que los de ayer. Me agarro a Tito el Pájaro Azul y Mutante y Nadador y con Dos Cabezas. Miro la etiqueta con ganas pero es tan vieja que ya no se puede leer nada.

-Conmigo, no- oigo decir a mi madre- y un ruido de perchas choca.
-Es tu hijo, lloraste el día que nació-oigo a mi padre gritar.
-Lloré porque parir era lo más doloroso que me había pasado hasta que me has dicho que ya no nos quieres. Te apesta el aliento.-dice mi madre sin dejar de hacer ruido con las perchas.
-Me voy por tu bien y el de niño. Si me quedo aquí sería un mentiroso-dice mi padre y golpea la pared donde estoy apoyado.
-Si te vas te lo llevas. Yo no lo quiero aquí . No soportaría que las noches que tuviera miedo se metiera en mi cama. Tiene tus ojos, tu espalda, tus manos y huele como tú. Lo acabaría por aborrecer.-Grita mi madre y las perchas caen al suelo.

Tengo ganas de llorar. Me acerco al diccionario que me ha regalado la abuela. Lo abro: Haber. Hablar. Hablilla. Hablistán. Habón. Habús. Ni rastro de Haborrecer.

Pruebo sin h. Aborrecedero. Aborrecedor. Aborrecer:

1. Tener aversión a una persona o cosa. 2. Dejar o abandonar algunos animales y especialmente las aves, el nido, los huevos o las crías. 3. Aburrir, fastidiar, molestar.

Ahora tiemblo. Pero no hace frío. Estoy llorando. Tito el Pájaro Azul y Mutante y Nadador y con Dos Cabezas se moja. Podríamos nadar los dos muy lejos. Espero a que el reloj se mueva un poco más para poder salir cuando no haya nadie. Ya deben haber pasado por lo menos ciento ochenta horas igual que cuando tengo que sentarme a la mesa a comer algo que no quiero. Antes de salir levanto la almohada, y sólo está mi diente. El ratoncito Pérez se debe haber asustado con los gritos y no ha ido a cambiarme el dinero. No puedo esperar. Agarro la almohada con una mano y meto el diente dentro.

Salgo de la habitación y llevo la almohada con diente, a Tito el Pájaro Azul y Mutante y Nadador y con Dos Cabezas y (ahora) Mojado y con mi paquete de galletas para toda la semana. No llego muy lejos. A mitad del pasillo me hago pis encima. Mami, Mami.

No hay comentarios: